La columna ácida de León Art
VAMOS LAS BANDAS (PERO YO, NO VOY)
Grupos de música al por mayor invaden la Ciudad de
Buenos Aires. No de esas bandas emergentes que irías a ver sólo si te regalan
la entrada porque conocés uno o dos temas. No, vienen los grandes, las
leyendas, los que hicieron las canciones que cantás en la ducha desde hace
años y todos ellos cobran una fortuna. ¿Cuánto estás dispuesto a gastar por
dos o tres horas de disfrute? ¿Cuántos disfrutes de dos o tres horas estás
dispuesto a pagar? Y, quizás, la pregunta más importante: ¿Cuántos de estos
grupos realmente valen tu dinero? León Art examina despiadadamente la agenda de
conciertos de acá a fin de año, analiza las razones de tantas visitas, y da su veredicto: ¡estamos rodeados de viejos
vinagres!
Son tiempos complicados para los soñadores. Especialmente para los que sueñan ver a su banda favorita en vivo. Más aún, para los que tienen varias bandas favoritas y todas ellas se preparan para dar conciertos en Buenos Aires con apenas semanas o días de diferencia, siempre con entradas de precios exorbitantes y campos vip que se aseguran de que los ricos vean las arrugas de los rockeros viejos y los pobres tengan que adivinar si están viendo a Dave Grohl o a Nito Artaza. Yo soy uno de los últimos. Después de un cuidadoso balance presupuestario, llegué a la conclusión de que no podré asistir a la mayoría de los recitales internacionales que tendrán lugar en Buenos Aires en estos últimos meses del año 2011. Pero está bien. Para citar al Chavo del 8: “Al cabo que ni quería”.
Los Red Hot Chili Peppers me aburrieron bastante cuando los vi tocar en el estadio de River Plate allá por el año 2002. Pero claro, esto fue hace mucho tiempo. Además, por ahí, tuvieron una mala noche aquella vez. Podría ser, ¿por qué no? A cualquiera le pasa. Me hubiera gustado darles otra chance. Lo habría hecho. Pero por desgracia tuvieron la ocurrencia de venir a la Argentina en este año 2011 superpoblado de artistas internacionales que necesitan del show en vivo para recaudar algún dinero. Quedarse en casa, grabar discos y no salir de gira puede haber funcionado para los Beatles pero, en el mundo moderno, es absolutamente imposible. Si querés ganar algún dinero, salí a tocar. Tu disco se lo descargan de Taringa o cualquiera que sea el método de elección para escuchar la música que hacés sin pagarte un centavo. No está mal tampoco, el mundo cambia, inevitable e inexorablemente, y hay que cambiar con el mundo. Los músicos ya se dieron cuenta y dejaron de hacer papelones como el de Metallica, que no vio que Napster era sólo una de las cabezas de la hidra. Roll with the punches, James. Así que ahora la tendencia es hacer discos que sólo sirven como soporte para los nuevos shows en vivo que los artistas se ven obligados a hacer incansablemente, llueva o truene, como los carteros. Y lo hacen. Nos enfrentamos a una verdadera invasión de artistas y productos, músicos, showmen, bailarines, bufones, genios, leyendas, new kids on the block, adolescentes explotados, explotadores de adolescentes y, hasta el mismísimo Dios. Todos ellos demandan dinero a cambio del privilegio de estar en su presencia. Mucho dinero. Contá cuanto tenés. ¿Cuánto? No, no te alcanza.
Los Red Hot Chili Peppers me aburrieron bastante cuando los vi tocar en el estadio de River Plate allá por el año 2002. Pero claro, esto fue hace mucho tiempo. Además, por ahí, tuvieron una mala noche aquella vez. Podría ser, ¿por qué no? A cualquiera le pasa. Me hubiera gustado darles otra chance. Lo habría hecho. Pero por desgracia tuvieron la ocurrencia de venir a la Argentina en este año 2011 superpoblado de artistas internacionales que necesitan del show en vivo para recaudar algún dinero. Quedarse en casa, grabar discos y no salir de gira puede haber funcionado para los Beatles pero, en el mundo moderno, es absolutamente imposible. Si querés ganar algún dinero, salí a tocar. Tu disco se lo descargan de Taringa o cualquiera que sea el método de elección para escuchar la música que hacés sin pagarte un centavo. No está mal tampoco, el mundo cambia, inevitable e inexorablemente, y hay que cambiar con el mundo. Los músicos ya se dieron cuenta y dejaron de hacer papelones como el de Metallica, que no vio que Napster era sólo una de las cabezas de la hidra. Roll with the punches, James. Así que ahora la tendencia es hacer discos que sólo sirven como soporte para los nuevos shows en vivo que los artistas se ven obligados a hacer incansablemente, llueva o truene, como los carteros. Y lo hacen. Nos enfrentamos a una verdadera invasión de artistas y productos, músicos, showmen, bailarines, bufones, genios, leyendas, new kids on the block, adolescentes explotados, explotadores de adolescentes y, hasta el mismísimo Dios. Todos ellos demandan dinero a cambio del privilegio de estar en su presencia. Mucho dinero. Contá cuanto tenés. ¿Cuánto? No, no te alcanza.
Por eso en septiembre fui uno de los muchos que no fueron a ver a los
Chili Peppers. También fui uno de los muchos que no fue a ver a David
Coverdale gritando al frente de Whitesnake, que venía anexado al metal
sadomasoquista de Judas Priest y nuestro pelado gay del infierno
favorito, Rob Halford. Pero las bandas que no vi en septiembre no son
nada. En octubre tendré el enorme privilegio de no ver a Aerosmith, lo
que no es mucho problema si su setlist está plagado de las baladas con
las que dejaron de lado todo respeto propio para conseguir finalmente el
sueño de todo músico de rock (minitas, muchas minitas) pero, es un
bajón si eso significa perderme de "Mama Kin", "Back in the Saddle" o "Sweet
Emotion", por ejemplo. De todas formas, no es tan grave porque en
octubre me pierdo de mucho más que Aerosmith, que en definitiva son un
grupo de viejitos que ya están de vuelta. Me pierdo también el show de
los Guns n’ Roses. Que pena, me hubiera gustado ver al Axl gordo
berreando al frente de una banda de pobres sustitutos. Ahora que lo
pienso, no está tan mal. Digo, veamos a las bandas que no voy a poder ir
a ver hasta ahora: una manga de viejos que no aceptan el paso del
tiempo y siguen haciendo las mismas viejas canciones y bailes, como
sombras chinescas. Lo que sí me jode, lo que me da por los cojones, aún
a pesar de mi ateísmo, es no ver a Dios. Porque Eric Clapton, que quede
claro, no es un viejito patético que vive de su pasado. Eric ya fue
eso. Después de ser Dios, hizo música para minitas, después se volvió un
jovato medio ladri y, después, habiendo vivido de todo como Siddharta,
se iluminó y volvió a ser Dios. Bueno, a él me lo voy a perder también.
Noviembre sí que viene bien. No sólo porque me voy a perder también el show de uno de los músicos que más me gusta presenciar, el de Peter Gabriel, que interpretará sus clásicos con una orquesta (antes que alguien diga algo: Peter nunca fue un viejito patético, siempre fue un visionario y, últimamente, un maestro jedi; en todo caso, se le puede decir anciano venerable), sino porque en este mes también me pierdo a una de esas bandas que, según me cuentan los afortunados, hay que ver alguna vez. Hablo de Pearl Jam, algo así como los Pedro y Pablo estadounidenses. Qué mejor que unas cuantas canciones de protesta furiosas para acordarse de que alguna vez odiamos el capitalismo, el imperialismo, y una gran cantidad de otros ismos. Ah, pero, ¿cuánto sale la entrada? ¿En serio? Mirá vos, que poco socialista de su parte. Pero no todo es ausencia. Porque mi magro presupuesto sí que alcanza para un recital. Solo uno, que debía ser seleccionado con cuidado y precisión. Una vez comprada la entrada, no había vuelta atrás. Frente a tantos shows y tanto grosso que anda dando vueltas, parecería que elegir es difícil, pero parafraseando a una marca de gaseosas: la elección es clara. Como una vez me dijo un sabio amigo mío: “Ante la duda, poné a los Beatles”. La verdad de sus palabras quedó grabada en mi cabeza. Por eso, en estos meses que insisten en exagerar con las visitas internacionales y con desangrarnos las billeteras hasta que queden secas y marchitas como las uvas viejas de un amor en el placard, yo elegí sacar mi entrada para ir a ver a Ringo Starr. Puedo perderme a una vieja gloria del rock, puedo perderme a un anciano venerable y hasta puedo perderme a Dios. Pero lo que no puedo bajo ningún concepto es perderme a un Beatle. Con los otros, simplemente voy a esperar a que alguno suba una grabación a internet. Y mientras eso siga pasando, ellos seguirán viniendo a darnos la oportunidad de elegir a quién ir a ver. Y a quienes no. |
AGENDA IMPOSIBLE Guns N’ Roses – 08/10/2011 Estadio Único de La Plata Entradas en venta por www.ticketek.com.ar Eric Clapton – 14/10/2011 Estadio River Plate Entradas en venta por www.ticketportal.com.ar Aerosmith – 28/10/2011 Estadio Único de La Plata Entradas en venta por www.ticketek.com.ar Ringo Starr – 07/11/2011 y 08/11/2011 Luna Park Entradas en venta por www.ticketportal.com.ar Pearl Jam – 13/11/2011 Estadio Único de La Plata Entradas en venta por www.ticketek.com.ar Peter Gabriel – 18/11/2011 GEBA Entradas en venta por www.topshow.com.ar |