El Otro Yo despidió el año con mirada instrospectiva
Paseándose entre virtudes y defectos de la identidad que han construido, la banda comandada por los hermanos Aldana revisa tanto momentos buenos como malos acompañándolos con un repertorio súper completo que mantuvo la intensidad a tope durante todo el concierto.
Redacción: ChamaLeona/Fotos: Her Follier
Redacción: ChamaLeona/Fotos: Her Follier
22:01. La banda aún no sale al escenario pero el público ya se adueña del show. "Somo' lo' pibe' que seguimo' a El Otro Yo", canta la audiencia estable, donde predominan jóvenes adultos, algunos con raros peinados nuevos, la mayoría vestidos con tendencias emo-punk. Groove está lleno y ansioso en la noche del 22 de diciembre. Por momentos, surge algún alarido femenino durante la prueba de sonido. Finalmente, se divisan las sombras de Cristian y María Fernanda Aldana caminando sobre las tablas y ahora sí, estallan verdaderos gritos de histeria. Enseguida arrancan los acordes de "El Final del Planeta" y el resto de la multitud se suma con pogo, mosh y suficientecrowd surfing como para volver locos a los guardias de Seguridad. A partir de allí, la intensidad del evento sólo va en ascenso.
El Otro Yo tiene cancha: si la música suena naturalmente descontracturada es porque hay mucha experiencia en los ejecutores, eso sin contar el carisma y lo bien que manejan el espectáculo. A la prima canción le siguen otras creaciones de los 2000 como "Hoy aprendí", "La Música", "Arruncha" y "Sensación especial". La banda luego visita su trabajo inicial de 1993 con un "Caminando" muy coreado por el público para regresar a la nueva era con "Me Harté". En eso, pasa un dúo de muchachos de Prevención con una chica desmayada en brazos, suceso que no pasa desapercibido para Cristian Aldana, quien al término de la canción pide a los fanáticos que no empujen hacia adelante. "Si no nos cuidamos nosotros, no hay nadie que nos cuide", alegó.
Detrás de "Hola Papá" y un segundo pedido de no hacer mosh (ni los ídolos disciplinan a los fanáticos), El Otro Yo se refugia en el folclore para dar lugar al himno vegetariano de María Fernanda: "¡Aro, aro aro! En la punta de aquel cerro, viene bajando una vaca; no te la comas mi amigo, porque es mi amiga del alma". Transcurrido el acto de concientización para el no-consumo de carne, surge ese rock progresivo tan punk como ranchero, titulado "El Criollo" donde Cristian toma la forma de un Ozzy Osbourne argentinizado al grito repetido de "¡Arre, arre, arre!". La euforia continúa, aún en el momento de la dedicatoria. El rabioso "La Ola", que dispara con las palabras "Aunque el mundo no está hecho para mí...", surge como homenaje a Iván Heyn, un economista militante que se habría quitado la vida días antes.
La invencible marea adrenalínica crece a pasos agigantados hasta encontrarse en uno de los grandes momentos de la noche cuando, imbuido por un frenético solo de guitarra que venía ejecutando, Cristian decide rockearla desde lo alto de un amplificador para hacer su show personal: se arroja hacia la batería, termina volcando un parlante, pasea la guitarra como perro con correa y luego la hace dialogar con el aparatejo caído. Tras regalar esas imágenes, El Otro Yo se toma un descanso.
El Otro Yo tiene cancha: si la música suena naturalmente descontracturada es porque hay mucha experiencia en los ejecutores, eso sin contar el carisma y lo bien que manejan el espectáculo. A la prima canción le siguen otras creaciones de los 2000 como "Hoy aprendí", "La Música", "Arruncha" y "Sensación especial". La banda luego visita su trabajo inicial de 1993 con un "Caminando" muy coreado por el público para regresar a la nueva era con "Me Harté". En eso, pasa un dúo de muchachos de Prevención con una chica desmayada en brazos, suceso que no pasa desapercibido para Cristian Aldana, quien al término de la canción pide a los fanáticos que no empujen hacia adelante. "Si no nos cuidamos nosotros, no hay nadie que nos cuide", alegó.
Detrás de "Hola Papá" y un segundo pedido de no hacer mosh (ni los ídolos disciplinan a los fanáticos), El Otro Yo se refugia en el folclore para dar lugar al himno vegetariano de María Fernanda: "¡Aro, aro aro! En la punta de aquel cerro, viene bajando una vaca; no te la comas mi amigo, porque es mi amiga del alma". Transcurrido el acto de concientización para el no-consumo de carne, surge ese rock progresivo tan punk como ranchero, titulado "El Criollo" donde Cristian toma la forma de un Ozzy Osbourne argentinizado al grito repetido de "¡Arre, arre, arre!". La euforia continúa, aún en el momento de la dedicatoria. El rabioso "La Ola", que dispara con las palabras "Aunque el mundo no está hecho para mí...", surge como homenaje a Iván Heyn, un economista militante que se habría quitado la vida días antes.
La invencible marea adrenalínica crece a pasos agigantados hasta encontrarse en uno de los grandes momentos de la noche cuando, imbuido por un frenético solo de guitarra que venía ejecutando, Cristian decide rockearla desde lo alto de un amplificador para hacer su show personal: se arroja hacia la batería, termina volcando un parlante, pasea la guitarra como perro con correa y luego la hace dialogar con el aparatejo caído. Tras regalar esas imágenes, El Otro Yo se toma un descanso.
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La segunda parte tuvo a los miembros de El Otro Yo más relajados y nostálgicos, revisitando clásicos, afianzando la conexión con la audiencia y manteniendo un diálogo más abierto. El momento más emotivo lo enfrentó el portavoz masculino del grupo al decir: "tenemos que aceptarnos tal como somos, con nuestros defectos y virtudes... tenemos que aceptar a nuestro Otro Yo". El discurso fue acompañado inmediatamente por esa balada introspectiva llamada "Tu Ángel", canción en la que el público parece identificarse ya que acompañaron con un coro más fuerte y una ovación entre ojos lacrimosos. Pocos minutos más tarde, los hermanos Aldana protagonizaron un respetuoso intercambio de opiniones sobre las tablas cuando Cristian expresó sin tapujos su apoyo a la presidente Cristina Fernández y, por su parte, María Fernanda, fundándose en la libertad de opinión, replicó: "Yo también soy libre de expresarme y no creo ni en la política ni en los políticos".
Previo al cierre, la banda invitó a los chicos de Asesinos Cereales y Euforia (los soportes de la fecha) para cantar juntos el tema "Alegría" y el final (al menos el "oficial") llegó con "Velero" luego de que Cristian invocara a los "bailarines" del público para que movieran el esqueleto arriba del escenario. Un grupo extasiado de elegidos se sumó a los ya sudados pero muy satisfechos integrantes de El Otro Yo, que marcó la despedida con un:
"¡Hacia el fin del mundo! ¡Hacia la quinta dimensión!"
La segunda parte tuvo a los miembros de El Otro Yo más relajados y nostálgicos, revisitando clásicos, afianzando la conexión con la audiencia y manteniendo un diálogo más abierto. El momento más emotivo lo enfrentó el portavoz masculino del grupo al decir: "tenemos que aceptarnos tal como somos, con nuestros defectos y virtudes... tenemos que aceptar a nuestro Otro Yo". El discurso fue acompañado inmediatamente por esa balada introspectiva llamada "Tu Ángel", canción en la que el público parece identificarse ya que acompañaron con un coro más fuerte y una ovación entre ojos lacrimosos. Pocos minutos más tarde, los hermanos Aldana protagonizaron un respetuoso intercambio de opiniones sobre las tablas cuando Cristian expresó sin tapujos su apoyo a la presidente Cristina Fernández y, por su parte, María Fernanda, fundándose en la libertad de opinión, replicó: "Yo también soy libre de expresarme y no creo ni en la política ni en los políticos".
Previo al cierre, la banda invitó a los chicos de Asesinos Cereales y Euforia (los soportes de la fecha) para cantar juntos el tema "Alegría" y el final (al menos el "oficial") llegó con "Velero" luego de que Cristian invocara a los "bailarines" del público para que movieran el esqueleto arriba del escenario. Un grupo extasiado de elegidos se sumó a los ya sudados pero muy satisfechos integrantes de El Otro Yo, que marcó la despedida con un:
"¡Hacia el fin del mundo! ¡Hacia la quinta dimensión!"