El proyecto Mujercitas Terror
_Como en un cuento gótico, el trío atraviesa el umbral del extrañamiento, lo misterioso y lo desconocido en un show que existe tanto en la realidad como en el imaginario del espectador
Redacción: ChamaLeona/Fotos: HerFollier
Redacción: ChamaLeona/Fotos: HerFollier
_Exaltación, adrenalina, temor, misterio: todas esas sensaciones que nos visitan en una sola noche de pesadillas habitan sin dudas en el mundo de Mujercitas Terror. Personajes que parecen salidos de una película de Tim Burton, tan oscuros como tiernos, ofrecen una ceremonia de canciones en su mayoría cortas y vertiginosas de las cuales el punk se sentiría orgulloso. En esos términos se dio el show del jueves 26 de enero en Niceto. Al cabo de diez minutos, el excéntrico trío ya había ejecutado cuatro temas que sonaban influenciados por instaladores del pop británico y el rock nacional producido en los ochenta. La distorsión totalmente deliberada parecía tomar formas fantasmagóricas que ocupaban todo espacio sostenido entre paredes.
La música de Mujercitas Terror no es algo fácil de entender. Puede describirse como progresivo y psicodélico, pero encasillarlo sería hacer oídos sordos a algún rasgueo folk o melodía cuasi-blusera que aparecen de vez en cuando y le dan ese grado de distinción frente a otras bandas post-punk. Tienen dos discos en su haber. El primero, lanzado en 2007 y el segundo, en 2011. Ambos desnudan ese cariz lúgubre, enfermizo y tristón que caracteriza el contenido de las canciones.
La música de Mujercitas Terror no es algo fácil de entender. Puede describirse como progresivo y psicodélico, pero encasillarlo sería hacer oídos sordos a algún rasgueo folk o melodía cuasi-blusera que aparecen de vez en cuando y le dan ese grado de distinción frente a otras bandas post-punk. Tienen dos discos en su haber. El primero, lanzado en 2007 y el segundo, en 2011. Ambos desnudan ese cariz lúgubre, enfermizo y tristón que caracteriza el contenido de las canciones.
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Artífices de una ambientación de igual impacto visual y auditivo, los tres elementos de Mujercitas Terror exponen su impronta en un escenario que podría servir de fondo a la más cruda versión de Hansel y Gretel. Encontrar a la mismísima Muerte bailando entre el público como si fuese la hija de cualquier vecino no hubiese sorprendido. Implícita o explícita, ella divaga por las letras de Mujercitas Terror: “Si ya estoy muerto, amor mío, ¿A quién le importa?”, pregona el estribillo melódramático de “Actriz”, que resonó a la mitad del show e invitó a una audiencia aún tímida a acercarse a la valla. Pasado un tercio del repertorio, que recorrió casi toda la discografía, la gente empezó a bailotear en una danza desconocida, algunos con los ojos cerrados, insertos en el mundo adonde la música los lleva. Esa sumersión se revitalizó más tarde con el adhesivo “Uh uh uh, uh uh uh… Ah ah ah, ah ah ah…”, que da comienzo al extraño tema “Los Alfonsos”, aquel que dice “Madre, dos hombres negros entraron en casa y uno de ellos entró en mi cuarto”.
"Abran el baúl" y "Calesita" dieron por terminado el concierto. Apenas tuvo lugar el crepúsculo, el “no te quiero ver más” de una adolescente en falda tableada, hizo amanecer el triste acontecimiento de una ruptura sentimental. El insultado, en un rapto de furia desesperado, arrojó la mochila y la pateó con fervor hasta dejarse caer al piso en intensa soledad.
Artífices de una ambientación de igual impacto visual y auditivo, los tres elementos de Mujercitas Terror exponen su impronta en un escenario que podría servir de fondo a la más cruda versión de Hansel y Gretel. Encontrar a la mismísima Muerte bailando entre el público como si fuese la hija de cualquier vecino no hubiese sorprendido. Implícita o explícita, ella divaga por las letras de Mujercitas Terror: “Si ya estoy muerto, amor mío, ¿A quién le importa?”, pregona el estribillo melódramático de “Actriz”, que resonó a la mitad del show e invitó a una audiencia aún tímida a acercarse a la valla. Pasado un tercio del repertorio, que recorrió casi toda la discografía, la gente empezó a bailotear en una danza desconocida, algunos con los ojos cerrados, insertos en el mundo adonde la música los lleva. Esa sumersión se revitalizó más tarde con el adhesivo “Uh uh uh, uh uh uh… Ah ah ah, ah ah ah…”, que da comienzo al extraño tema “Los Alfonsos”, aquel que dice “Madre, dos hombres negros entraron en casa y uno de ellos entró en mi cuarto”.
"Abran el baúl" y "Calesita" dieron por terminado el concierto. Apenas tuvo lugar el crepúsculo, el “no te quiero ver más” de una adolescente en falda tableada, hizo amanecer el triste acontecimiento de una ruptura sentimental. El insultado, en un rapto de furia desesperado, arrojó la mochila y la pateó con fervor hasta dejarse caer al piso en intensa soledad.
Mujercitas Terror >>> música en imágenes
Backstage de la cápsula "Excavaciones" para MTV.
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Video clip para "Ojos de Vidrio"
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